La pérdida de mi hijo ha sido la experiencia más triste y dolorosa que he vivido. En mi corazón hay un vacío muy grande que dejó su partida; Sebas era una parte de mí y el dolor de su ausencia fisica fué dificil de aceptar en el inicio de mi proceso, a pesar de tener la presencia de Dios y de contar con el apoyo de una familia solidamente constituida.
Con el tiempo he aprendido a vivir sin él, aunque su recuerdo siempre permanecerá en mi corazón.
Hoy creo fielmente que la mejor forma de superar la pérdida de mi hijo ha sido a través del servicio en la fundación El Toque de los Ángeles donde he dedicado todos mis esfuerzos al recaudo de recursos, ya sea en la búsqueda de benefactores o en la materialización de proyectos que permitan el funcionamiento de ésta noble labor.
